La pandemia por COVID-19 repartió crisis a todos los rincones del mundo, se esmeró tanto en no dejar a nadie sin su parte que ya la hemos resentido por más de dos años; países con invitados especiales: la desigualdad socioeconómica y la violencia, terminaron de derrumbarse, mientras la gente se aferraba a sobrevivir al virus, a mantener sus empleos o ganarse la vida en mercadillos informales.
En los EE. UU., desde el 2015, las renuncias a puestos de trabajo han crecido en forma de escalera, aumentando los valores a lo largo de los años. Sin embargo, en un momento pospandémico, avanzadas las jornadas de vacunación, la gente comenzó a renunciar a sus trabajos de forma masiva, en cadena y sin que nadie diera una razón del porqué.
Anthony Klotz, académico estadounidense, tituló este fenómeno como “La Gran Renuncia”, así de grande e impactante la situación que se convirtió en un concepto, una idea para estudiar. Klotz comenta que las renuncias fueron motivadas por agotamiento laboral; las personas, luego de la presencia excesiva de muerte en el entorno global, quisieron pasar más tiempo con sus familias, ajustar sus labores al trabajo en línea y dar el siguiente paso en una renuncia que ya habían meditado hace tiempo.
En cambio, países con protagónicos terribles, como la desigualdad social y económica, no tenían otra opción que trabajar. En Latinoamérica quedarse en casa era una bella quimera, una fantasía que no podía cumplirse; la gente estaba muy ocupada en sobrevivir a la vida antes de la pandemia, que cuando llegó el virus, no hizo las cosas más fáciles.
Estefanía Pozzo, columnista de The Washington Post, hace una relación entre el concepto de La Gran Renuncia en los EE. UU., y La Gran Supervivencia en América Latina. A medida que observamos el contexto de diferentes países, personas y clases sociales, nos damos cuenta que la pandemia fue experimentada de manera muy distinta para cada persona.
En este contexto, industrias en los EE. UU. han entrado en crisis por falta de personal; hoteles, restaurantes, obras en construcción y transportes ya declaran este alarmante hecho. Por lo que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) abrió el pasado viernes 28 de enero una adicional tanda de visas H-2B temporales para trabajadores no agrícolas.
¿Y qué son las visas H-2B temporales no agrícolas?
El DHS y el Departamento del Trabajo (DOL) aperturan estas visas para garantizar que la fuerza de trabajo en las empresas estadounidenses sea cubierta. Las visas H-2B pertenecen al grupo de visas H-2, que permiten a migrantes trabajar legal y temporalmente en el país, tengan o no experiencia. De las visas H-2 se desprenden dos tipos:
- Visas H-2A para trabajadores agrícolas
- Visas H-2B para trabajadores no agrícolas
Las visas H-2B tienen un límite anual de 60,000 trabajadores, y son los empleadores —llamados patrocinadores o la compañía— quienes contratan y piden a los empleados, pues ellos no pueden solicitar la visa personalmente.
Luego de La Gran Renuncia, las empresas enfrentan una crisis, por lo que el DHS da pauta para una extensión adicional del visado H-2B y cubrir puestos de jardineros, carniceros o trabajadores forestales, entre otros. De las 20,000 visas que se abren, 13,500 son exclusivas para personas que ya han estado en los EE. UU. en calidad de trabajadores temporales; las otras 6,500 se reservan para ciudadanos de Centroamérica, estrictamente de Haití, El Salvador, Guatemala y Honduras.
Esta decisión se ajusta a los esfuerzos de la vicepresidenta de los EE. UU., quien ha estado trabajando para aminorar los flujos migratorios hacia territorio estadounidense. Ha emprendido acciones que priorizan la oferta de empleos, la mejora en la calidad de vida y en las relaciones diplomáticas entre EE. UU. y Centroamérica.
Ahora bien, para solicitar una visa H-2B los empleadores deben demostrar la falta de personal, ajustarse al carácter temporal de la visa y mantener a los empleados por un máximo de 3 años. Luego de ese tiempo, los trabajadores temporales deben salir inmediatamente de los EE. UU., esperar tres meses y, si así lo desean, solicitar la readmisión de visa H-2B.
A continuación, los países elegibles para trabajos temporales no agrícolas (visa H-2B) son: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay.
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